Todos los años celebramos el Día del Libro el 23 de abril. El nombre oficial que le da la UNESCO es Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor. Su objetivo es promover el fomento de la lectura y el respeto a los derechos de autor a nivel internacional. Aunque no todos los países lo celebran el mismo día, la fecha está bastante arraigada. La mayoría de naciones lo celebran en mayor o menor medida. En España, por ejemplo, es el día de entrega del Premio Cervantes, concedido por el Ministerio de Cultura y considerado el galardón más importante para autores en lengua castellana.
¿Por qué el 23 de abril? Bueno,
seguro que la mayoría lo sabéis. El 23 de abril de 1616 murieron dos de los
autores más importantes de la historia de la literatura. Ambos son el pilar sobre
el que se asienta la literatura de sus respectivas lenguas, el español y el
inglés. Me refiero, por supuesto, a Cervantes
y a Shakespeare. Evidentemente,
es una razón de peso. La conjunción cósmica de que fallezcan el mismo día del
mismo año dos figuras del peso de estos dos es un milagro estadístico. ¡El
mismo día del mismo año! También falleció ese mismo día del mismo año el Inca Garcilaso de la Vega, otro autor
muy importante, aunque no tan conocido para el gran público. ¡Milagro! ¡Los
tres el mismo día!
No creo en los milagros.
Retrato de Cervantes atribuido a Juan de Jáuregui. No es su cara de verdad
Miguel de Cervantes Saavedra (1547 – 1616) fue el inventor de lo
que hoy conocemos como novela. Don Quijote de la Mancha es la
piedra de toque de la literatura española, y ningún autor posterior en lengua hispana
se puede concebir sin ella. Algo que, por cierto, él nunca buscó. Cervantes
nunca quiso ser novelista, su máxima ambición fue triunfar en el teatro, como
lo hizo su rival Lope de Vega. Murió
frustrado por no conseguirlo. Pero antes, tuvo tiempo de ser perseguido por la
justicia, y de participar como soldado en la batalla de Lepanto.
Después de eso, continuó su vida de soldado durante varios años. Cuando
estaba a punto de regresar a España (de hecho, estaba ya frente a las costas de
Palamós), fue capturado por los turcos y trasladado a Argel, donde fue
encarcelado. Cervantes llevaba encima unas cartas de recomendación firmadas por
Juan de Austria, hermanastro del rey Felipe II, y eso hizo creer a los raptores
que era alguien muy importante. Por eso pidieron 500 escudos de oro por su
libertad. Una auténtica fortuna.
La cueva donde Cervantes se refugió en uno de sus intentos de fuga. (Fuente).
Como nadie estaba dispuesto a pagar tanto, Miguel y su hermano Rodrigo
estuvieron cinco años presos en Argel. Cuatro veces organizó fugas que no
tuvieron éxito, lo que nos da la idea del tipo de hombre que era: no temía a
nada. Finalmente, fue liberado gracias a la donación de una orden religiosa:
los Trinitarios. Seguro que os suena el nombre, porque está relacionado con la
muerte de don Miguel.
Años después, siendo ya escritor a tiempo completo, Cervantes residía
en Madrid. Habitó en varias casas, siendo la más conocida la que está en la
calle del León, esquina con la calle de Francos (actual calle de Cervantes). Era
allí donde vivía en 1616, cuando falleció a los 68 años (una edad muy avanzada
para la época) a causa de diabetes. Y resulta que murió el… 22 de abril de
1616. Así es, un día antes de lo que se creía. El motivo de la confusión viene
porque el 23 fue el día que fue
enterrado, por expreso deseo del escritor, en el convento de las Trinitarias,
la misma orden (aunque en este caso, de monjas) que consiguió su rescate. Sus
restos aún permanecen allí, aunque no se sabe exactamente en qué punto del
convento. En 2015 se encontró un conjunto de restos de varias personas, entre
los que cuales se supone que están los de Cervantes, pero no se puede decir que
realmente sepamos dónde están sus huesos.
Retrato de Shakespeare anónimo. Tampoco es su cara de verdad.
Cruzamos el charco para conocer a William
Shakespeare (1564 – 1616). El día 23 es el favorito de los fans del Bardo,
porque ya su nacimiento se suele situar el 23 de abril (aunque en realidad no
se sabe qué día nació, sólo que su acta de bautismo es del 26). Shakespeare es
la piedra angular de la literatura inglesa, con especial relevancia en el
teatro, del cual se le considera el primer autor mundial en cualquier lengua.
Toda su vida estuvo dedicada al teatro, ya fuera como autor, actor o productor
teatral.
Como dramaturgo, a Shakespeare se le ha acusado de poco original, de plagiador,
e incluso de no ser realmente autor. Además, por si fuera poco, fue denunciado
por impagos varias veces, y todos los originales de sus obras se perdieron en
un incendio en el teatro Globe, incluyendo una curiosidad: una obra
titulada Cardenio, inspirada
en un episodio de (¿lo adivinan?) Don Quijote. Sí, en efecto, el gran
William leyó la obra de don Miguel. Bueno, la primera parte. El hecho de que
todos sus originales se perdieran es una las razones de más peso para aquellos
que dudan de su autenticidad como autor.
Así era el Teatro Globe antes de arder. (Fuente).
Ya hemos visto que su vida no fue precisamente un camino de rosas. Su
muerte tampoco lo fue. Tradicionalmente, se ha creído que Shakespeare falleció
debido a sus excesos con la bebida. Para concretar: que se fue de juerga con
sus colegas Ben Jonson y Michael Drayton, y que la curda fue tal
que ya no se levantó. Estos artistas, gente de mal vivir. Estudios recientes
sostienen que lo que se llevó al Cisne de Avon fue un cáncer en su ojo
izquierdo, una forma bastante menos poética y mucho más dolorosa de morir.
Y eso fue el día 23 de abril. ¿Cómo, pero todo este artículo no era
para demostrar que ni Cervantes ni Shakespeare murieron ese día? Bueno, es que
sí murió ese día… pero de otro calendario. En el siglo XVII, Inglaterra usaba
el calendario juliano, que era una
prolongación del que usaban los romanos. En esa época, varios países, entre
ellos España, ya se habían pasado al calendario
gregoriano, que es el que seguimos usando hoy en día. Pero Inglaterra no lo
haría hasta 1752. Y resulta que el 23 de abril del calendario juliano era el 3 de mayo para el resto del mundo, ya
que había 11 días de diferencia entre ambos calendarios.
Shakespeare fue enterrado en la Iglesia de la Santísima Trinidad en su
ciudad natal, Stratford-upon-Avon, en un lugar preferente (no creáis que por su
talento como autor, sino por sus generosas donaciones al templo). Allí yace
aún, aunque nadie ha comprobado sus restos, seguramente porque mandó inscribir
en su lápida unos versos.
Epitafio de Shakespeare. (Fuente).
Buen amigo, por Jesús, abstente
de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras,
y maldito
el que remueva mis huesos.
No me extraña que no hayan querido mirar qué hay ahí. Incluso existe la
leyenda de que sus obras están enterradas con él.
O sea, que el Día del Libro se celebra por el fallecimiento de
Shakespeare y Cervantes que, en realidad, no murieron en ese día. Pues vaya.
¡Un momento! ¡A lo mejor el Inca
Garcilaso (1539 – 1616) sí que murió ese día! Bueno, en realidad no lo
sabemos. Lo único seguro es que su
muerte se produjo entre el 22 y el 24 de abril de 1616. Claro, el día 23
quedaba perfecto, pero la verdad es que no se sabe. Vaya, los milagros no
existen.
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