Ay, la prensa… No seré yo el que
diga que los periodistas tienen problemas para escribir correctamente. Como
decía Chiquito, “una mala tarde la tiene cualquiera”, y aquí todos tendríamos algo
que callar. Pero la cuestión es que, por alguna razón (¿prisas por publicar?,
¿falta de cuidado?, ¿ausencia de correctores profesionales?), todos los días
podemos encontrar errores lingüísticos en los medios de comunicación.
Ojo, que errores cometemos todos.
Pero la cuestión es que esta gente vive de comunicar, y a veces leemos unas
cosas que, más que informar, desinforman. Vamos a hacer un pequeño análisis,
porque todos los errores no son iguales, y algunos son más fáciles de evitar
que otros.
En primer lugar, es importante
decir que hay gazapos que son simplemente eso, gazapos, es decir, descuidos,
errores sin importancia, bailes de letras que se producen por accidente al
escribir. No tienen más importancia que la de echarnos unas risas (o acojonar a
los sorianos).
Fuente: Verne.
Errores ortográficos:
Son los menos importantes. A
cualquiera se le puede escapar un acento, una hache o una uve. No hay que darle
más importancia porque, en general, no suelen modificar el significado de la
frase demasiado. Aunque pueden crear situaciones graciosas, como que el
presidente de la II República juegue un partido con el Alcoyano. Esas haches…
Fuente: yo mismo.
¿La manera de evitarlos? Pues no
hay mucho que decir. La lectura es el mejor aliado de la ortografía. Si lees
bien, escribirás bien.
Errores semánticos:
La semántica estudia el significado de las palabras. Estos errores
ocurren en la vida cotidiana cuando utilizamos una palabra cuyo significado no
es el que creemos (a veces, es exactamente el opuesto). Conozco una persona que
siempre acusa a los árbitros de fútbol de ser “muy imparciales”. “Debería ser
más parcial”, afirma convencido, sin saber que en ese caso el susodicho árbitro
sería más criticado todavía.
Estos gazapos aparecen en prensa
cuando el periodista, digamos, se pasa un poco de listo. A todos nos gusta
parecer cultos. Pero cuando intentas utilizar un vocabulario culto, corres el
riesgo de escribir algo que no signifique lo que tú creías.
Fuente: Centro Virtual Cervantes
Sospecho que el “eminente” autor
de este expresivo titular quería decir que la caída de la estación MIR estaba a
punto de suceder, es decir, que era INMINENTE. Sin embargo, en lugar de
consultar la palabra, optó por ponerla como le sonaba en ese momento, dando
lugar a este sinsentido. Se trata de un caso de palabras parónimas, que suenan o se escriben parecido, pero que no
son en absoluto lo mismo.
Fuente: Centro Virtual Cervantes.
La imagen de la reina Isabel II
arrollando a Roger Moore como si de un Miura se tratase es probablemente una de
las más desternillantes que me han venido jamás a la cabeza. La frontera sonora
entre “embestir” e “investir” es difusa, pero su confusión convierte una
solemne ceremonia en unos sanfermines muy Reales.
Errores de puntuación:
Signos de puntuación… Pequeños
seres bondadosos que están viviendo con nosotros. Parece increíble que unos
objetos tan insignificantes tengan tanto poder. Pongamos, por ejemplo, la coma.
Una simple rayita al pie de la palabra que es capaz de destruir una frase,
dinamitando su significado desde los cimientos y acabando con las ilusiones de
un humilde redactor, que observa como su sesudo texto se convierte en el descojone de la audiencia.
Fuente: El Diario Montañés (ya corregido).
Gracias a la coma, Pablo Alborán
se ha convertido por arte de birlibirloque en toda una reinona, ¡y por tercer
año consecutivo! Esto es algo que repito siempre que puedo, así que lo pondré
en negrita: nunca hay que poner coma
entre el sujeto y el predicado.
No obstante, el poder de un dios
ortográfico como la coma es tan grande, que no sólo destruye titulares con su
sola presencia. Su ausencia puede, a su vez, robarle todo el sentido a una
situación dramática.
Fuente: Verne.
¿Trabajaban allí después de la
fuga? No me extraña que huyeran. Una simple coma habría dejado las cosas más
claras.
En próximos artículos trataremos
otros tipos de gazapos periodísticos, incluyendo algunos que, aparentemente, no
están mal escritos, pero cuando los relees, te das cuenta de que tienen algo
raro… ¿Revisar el texto? ¿Qué es eso?
Fuente: Twitter.
Sin duda la primera de muchas divertidisimas entradas. Me encanta
ResponderEliminarSin duda la primera de muchas divertidisimas entradas. Me encanta
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Espero que las siguientes también te gusten.
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