lunes, 14 de diciembre de 2015

Esto suena a chino: palabras exóticas del español

El español es una lengua latina, es decir, derivada del latín. Todos lo hemos aprendido en el colegio. Está relacionada íntimamente con otras lenguas latinas, como el francés, el italiano, el portugués, el catalán e incluso el rumano. ¿Qué significa esto? Pues que nuestra gramática, especialmente la sintaxis (la relación entre las palabras para formar oraciones) se basa principalmente en la del latín, aunque modificada y evolucionada.

Pero la gramática no es la única parte importante en una lengua. La gramática está muy bien para los filólogos, pero lo que las personas de a pie manejamos todos los días son las palabras, lo que se llama el léxico. Y las palabras pueden llegar a nosotros desde cualquier parte. Evidentemente, muchas vienen del latín, o del griego, o del árabe, debido a los ocho siglos que dominaron la Península. Pero las lenguas están vivas, se relacionan unas con otras, y a veces, resulta que estamos utilizando palabras provenientes de los lugares más insospechados.

                  Fuente: El curiosito

Y es que los mecanismos para que una lengua reciba una palabra de otra han cambiado mucho. Durante siglos, el español, con su base de latín, se alimentó de las lenguas de los pueblos que pasaban por aquí: los visigodos, los árabes. Algunos estuvieron aquí casi de pasada, como los fenicios, y no dejaron mucha huella (sólo conservamos una palabra suya, saco, que llegó al español a través del latín). Pero en los últimos dos o tres siglos, han sido el inglés y el francés, las lenguas de mayor peso internacional, las que nos han suministrado más términos nuevos.

Sin embargo, no todas las palabras son tan aburridas. Si ya resulta chocante darse cuenta de que hablamos una extraña mezcla de latín, griego, árabe, inglés y francés, las neuronas se colapsan al darnos cuenta de que, en una conversación normal y corriente, podemos usar el chino, el japonés, el bantú, el sánscrito o el búlgaro, por poner algunos ejemplos. Vamos a ver algunos ejemplos, pero ojo, esto sólo es un extracto, hay muchas más.

Lenguas africanas

Muchas palabras han llegado al español desde lenguas del África subsahariana, la mayoría a través de los esclavos africanos que fueron llevados a América, y cuyo lenguaje se mestizó con el de los indígenas americanos. Palabras como banana o chimpancé provienen de la lengua congo. Otras salieron de una lengua llamada quimbundo, que se habla en Angola. ¿Ejemplos? Alucina, vecina: samba, milonga o, sí, es cierto, tanga

                                                                                                                     ¡Hola! ¿Conoce las ofertas de Jazztel? (Fuente)

También surgió del quimbundo una palabra friki: zombi. Ah, y para los amantes de los psicotrópicos: cachimba procede del bantú, una familia de lenguas que se habla en todo el sur de África. La palabra vudú llegó desde la lengua del reino de Dahomey, un país que parecía sacado de una novela (tenía un ejército de amazonas), y algo puramente argentino como el tango lo cogieron prestado del ibibio, una lengua indígena del sur de Nigeria.

Lenguas asiáticas

Hablamos chino. Y no, no me refiero a Ferran Adrià. Los hispanohablantes utilizamos sin saberlo expresiones que provienen del chino tan comunes como kétchup, charol o (es lógico, lo trajimos de allí). No os lo perdáis: ¿recordáis eso que dicen en las películas cuando brindan? Eso es, chin chin. Pues lo inventaron los chinos, imitando el sonido de las copas al chocar.
¡Hay goooooooool en Las Gaunas! (Fuente)

¿Habéis oído hablar del sánscrito? Es una antigua lengua de la India, que hoy apenas se usa allí. Pero nosotros la conservamos viva, en palabras tan habituales como azúcar, ajedrez o la bonita expresión carambola. De otra lengua de la India, el hindi (esta sí se usa, es la cuarta más hablada del mundo) nos ha llegado ponche.  

Pero hay más. Desde las altas cumbre de Nepal, donde se habla nepalés (¿cómo?, ¿no lo sabíais?), sin saber cómo, llegó al español panda. No es extraño, viven por allí. Lo que sí es mucho más extraño es que el polo (sí, el suéter que llevan los pijos) coja su nombre del tibetano. Ah, y por si os lo estáis preguntando, también hablamos japonés. ¿Quién no ha ido al karaoke?

Lenguas europeas

En Europa, aunque estemos tan cerca, se hablan cientos de lenguas, algunas de ellas tan raras para nosotros que parecen del otro lado del mundo. Por ejemplo, el ruso, con esas letras que parece que el periódico esté del revés. Pues también lo hablamos. Palabras como hámster, morsa o mamut nos vinieron desde Rusia con amor. Pero aún puede ser todo más extraño. Algo tan moderno y sofisticado como un robot parecería americano, o a lo mejor, japonés. ¿Qué me decís si os digo que proviene del checo? O yogur, que no, no viene del griego, sino del turco. Algo tan literario como vampiro parece llegar, según estudios, del búlgaro o quizá del serbio.

¿Veis? Parece que esté al reves. (Fuente:aquí)

Podríamos seguir casi hasta el infinito. El español es así de diverso, e incluso más. Venga, va, ¿queréis las últimas? Si me lo pedís así… Al loro: kayak viene del inuit (la lengua de los esquimales) y kiwi, del maorí (¡de los indígenas de Nueva Zelanda!).

              http://www.curiosidario.es/

2 comentarios:

  1. Amic Antonio, un post molt interessant. Estaré pendent dels següents. Només una petita correcció, si m'ho permets: el país d'on dius que ve "vudú" no és Bahomey sinó Dahomey. Una abraçada!

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  2. Hola! Ja està corregit, ha sigut un error de còpia, en el borrador de l'article estaba ben escrit. Gràcies per la correcció i per llegir-me. Una abraçada.

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